sábado, 24 de noviembre de 2012

Le recetaron ibuprofeno por teléfono y tenía apendicitis

Los más de 4.000 habitantes del valle de Camprodon se han visto abocado al "desamparo" tras el cierre del CAP en horario nocturno

 

 

FERRAN COSCULLUELA / Girona

Empezó a sentirse mal en plena noche y llamó al teléfono de urgencias médicas, como hay que hacer ahora en los municipios del valle de Camprodon (Ripollès) por el cierre del CAP en horario nocturno. Tras responder durante 10 minutos un cuestionario, por fin le atendió un médico. La comunicación se cortó y volvió a llamar, pero en lugar de pasarle directamente con el doctor le obligaron a contestar de nuevo a todas las preguntas. Al final logró volver a hablar con el médico y este le pidió que le explicara sus síntomas. La mujer le dijo que le dolía la barriga y que estaba tan mal que tenía ganas de llorar. El doctor le recetó ibuprofeno y le aconsejó que esperara a ver si se le pasaba.

Desesperada, finalmente pidió a su hija que la llevara al hospital de Campdevànol, situado a 30 kilómetros. Desde la reestructuración de los CAP, este es el centro en el que atienden las urgencias de los pueblos del valle. "Allí le diagnosticaron un quiste ovárico perforado y apendicitis. La operaron de urgencia y le extirparon un ovario y el apéndice".

Este caso, narrado por Ester Noguer, presidenta de la Mancomunitat de Camprodon, ilustra las dificultades y el "desamparo» al que se han visto abocados los más de 4.000 habitantes del valle tras el cierre del CAP de esa población en horario nocturno. No es el único, ya que desde el pasado otoño se han recopilado una decena de incidencias parecidas.

 

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